En el área del Taller de Mecánica, Francisco Ramón Contreras Zúñiga no se presenta como el jefe que es, sino como el mecánico que lleva dentro, del cual no se puede librar.
Sus manos engrasadas lo delatan; un carro espera para ser reparado, mientras otros obreros aportan ideas, posibles soluciones, inventivas, pero a Zúñiga le sale por los poros la sabiduría de 30 años envuelto en asuntos de mecánica.
“De mi papá heredé ese don y, aunque llevo años dirigiendo esta tropa, no me siento cómodo si no meto las manos en la grasa, si no le pongo el alma a cada rotura para que se solucione, mucho más ahora que nos enfrentamos a tantas limitaciones y esos carros necesitan salir rodando para asegurar los servicios que demanda la población”.
Así sucede con todos en la Base de Ómnibus de Sancti Spíritus, donde en cada miembro del colectivo se palpa sabiduría y responsabilidad.